Cuando Mateo no está fotografiando una boda, probablemente lo encuentren en Islandia trabajando en algún proyecto emocionante, o en algún otro lugar remoto de la tierra fotografiando paisajes más asombrosos, saltando desde las alturas al mar o haciendo paddle surf. Mateo es un apasionado de los viajes, del trabajo bien hecho y de crear experiencias inolvidables para las parejas con las que trabaja. La clave para llegar hasta acá ha sido su capacidad de relacionarse y conectar con las personas. Su cercanía y el don de comunicar hacen que cualquier persona se olvide de que tiene una cámara delante y se muestre de la manera más natural. Así es como Mateo captura la esencia, lo real y logra el estilo documental que le caracteriza.